domingo, 1 de junio de 2008

Es una lata el trabajar

Reseñar a estas alturas la calidad de la serie The Office no puede considerarse precisamente una primicia. No obstante, vale la pena hacerlo en favor de quien, como yo hasta hace pocos meses, no le haya dado aún una oportunidad al odioso Michael Scott. Es la adaptación norteamericana de una serie original británica que estoy intentando conseguir para comparar. Hay que tener un poquito de paciencia porque al principio no solo no resulta graciosa sino que puede provocar sofocos, eccemas y la insistente duda sobre si es posible morir de vergüenza ajena. Pero, si sobrevives a los primeros capítulos, quedas atrapado. La idea central de un falso documental rodado en el quehacer diario de una oficina de segunda, las elocuentes miradas a cámara, las confesiones a puerta cerrada, las idioteces del jefe – al que al principio querrías matar pero al que después, lo juro, le coges cariño –, las interpretaciones de todo el reparto, hacen que esta serie sea de visionado obligatorio. O, al menos, hay que intentarlo.



A la vista de este video, es facil comprender que la Señorita Doolittle no soporte ver más de dos capítulos seguidos...

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