miércoles, 22 de diciembre de 2010

ÚLTIMA HORA

Un corto de 30 segundos de los grandísimos Mar Delgado y Esaú Dharma, futuros ganadores - en varias categorías - del Notodofilm de este año. ¿El chico es Hugh Jackman, no?

viernes, 10 de diciembre de 2010

La Educación Sentimental

Tan acostumbrados a que la televisión sirva su ración diaria de violencia fanática, ambición especuladora y vacuos modelos de conducta, es un placer ver como un hombre se baja de todos sus pedestales para gritar al mundo su puro, rendido y absoluto amor.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Cuatro horas y a casita

No sé si este tipo es un genio o un cuentista, pero durante nueve minutos y medio me ha mantenido ilusionado. Más de lo que consiguió Avatar, por ejemplo.

Pues venga: mañana que todo el mundo llegue a las 11:00 al trabajo con este video en el pendrive para ponérselo al jefe. Mira que si está de acuerdo...

jueves, 2 de diciembre de 2010

El abrazo de Thomas

En 1972, Thomas, un joven cantante alemán, intentó ingresar en el Conservatorio de Hannover. La normativa del centro impidió que fuera aceptado. La razón que le dieron fue que no podía cursar piano complementario porque físicamente no podía abarcar el teclado del piano. Pero Thomas no se desanimó.

A día de hoy Thomas Quasthoff es uno de los intérpretes más destacados de su generación, estrella de la Deutsche Grammophon y reclamado por teatros de ópera y Festivales de todo el mundo. Para llegar a eso, Thomas dejó de lado la opinión del Conservatorio de Hannover, que lo inadmitió por razones que nada tenían que ver con su voz y comenzó sus estudios con una profesora particular. Al mismo tiempo estudió derecho y trabajó como locutor de radio, cantante de jazz en locales nocturnos y, con el tiempo, profesor de canto.

Los aficionados y entendidos en ópera ( no soy ni lo uno ni lo otro) lo tienen por uno de los referentes actuales del bel canto. Aplauden su trabajo y reclaman su presencia y sus grabaciones. No les importa que los brazos de Thomas no puedan abarcar el teclado de un piano. No les importa que a la madre de Thomas le prescribieran talidomida durante el embarazo y que por eso Thomas, como otros miles de niños de su generación, naciera con una grave malformación física, llegando a la edad adulta con la estatura de un niño y unos bracitos apenas formados, demasiado pequeños para abarcar el teclado de un piano.

Como descanso de su ingente producción operística y puede que añorando sus tiempos de Jazzman, Thomas publicó hace unos años un magnífico disco de standards de jazz bajo el título de Watch what happens y ahora estrena Tell it like it is, en el que versiona éxitos de jazz, soul, blues y rock realzándolos con la maestría de su voz. Reinterpreta a Tina Turner (I can’t stand the rain), iguala ( y puede que mejore) la intensidad dramática de B.B. King en Send me someone to love, se ríe del mundo versionando el polémico Short people (gente bajita) de Randy Newman y añade una más a la ya larga lista de grandes versiones de Georgia on my mind. Un disco para comprar.

Y este hombre no pudo acceder al conservatorio porque sus bracitos no podían abarcar el teclado de un piano. De nada valía que su voz tuviera la fuerza de mil brazos y la caricia de las manos más suaves. Una ciega decisión de un tribunal de mentes cortitas, discapacitadas para apreciar el talento de este tío tan grande.

sábado, 13 de noviembre de 2010

¡Que le corten la cabeza!

“ ... Y dijo el Sentido Común: Todos estos mandamientos teatrales se resumen en uno: No aburrirás al prójimo” Poco de este catecismo (que, vale, me acabo de inventar) conocen los responsables de la versión de María Estuardo de Schiller que padecimos la otra noche en el teatro Alhambra. No sería justo no valorar el trabajo de algunos de los actores de la compañía – no todos - y el buen planteamiento escenográfico, sencillo y efectivo. Pero, al margen de eso, se queda uno con la duda de a qué viene tomarse el trabajo de montar este espectáculo, porque lo que al parecer es lo único que se quiere contar (que el poder corrompe, que la política atrae a las alimañas y tal) queda claro en cosa de diez minutos, y los interminables noventa restantes es solo dar golpes en el mismo yunque. La modernización visual de la corte Isabelina, si bien responde al deseo de abaratar costes, permite el interesante juego de las cámaras de video y las proyecciones al fondo del escenario. Pero hay moderneces que no y que no: ¿Cuando dramatúrgicamente me viene bien hago que los personajes se comuniquen graves cuestiones de Estado por carta manuscrita que tarda semanas en llegar, y al rato, porque también me viene bien, les hago salir con una grabadora digital en el bolsillo? ¡Venga, hombre! Otra: dos caballeros discutiendo de alta política de repente se agarran y comienzan a bailar un tango mientras siguen su conversación. Son esas pequeñas cosas que hacen que el espectador desee estar en el dentista en lugar de en su butaca. El video de la obra es mejor que la propia obra. Curioso.

Pastillas para el corazón.

Berlanga esta malito. Muy malito, al parecer. Pero aún le sobran ganas de hacer algo por los demás si se lo permite la salud. Por eso ha dado su imagen a la campaña de Médicos Sin Fronteras para la venta de caramelos de menta con los que se ayuda al tercer mundo. Se venden en farmacias. Un euro, una caja. No parece mucho, pero parece que sí es mucho. A Don Luis lo han tenido que doblar porque ya no le queda voz. Pero aún le queda mucho corazón.

Venga, todo el mundo corriendo a la farmacia.

martes, 26 de octubre de 2010

La Balada del Lanzador de Cuchillos

Acompañados por la siempre grata presencia del Vizconde de Aixa Bindt, la señorita Doolitte y yo estrenamos el abono del Teatro Alhambra a lo grande... y con assento granaíno.

Me dicen lenguas autorizadas que el programa de este año del Teatro Alhambra se ha visto resentido por la crisis, de forma que la habitual presencia del CDN, la Abadía, El Español y otros nombres de fuste ha sido sustituida por compañías locales y regionales más baratas, aunque no necesariamente peores. Y si hay una compañía local que, bregando con todas las dificultades de una empresa privada, le moja la oreja a euromillonarias compañías públicas y privadas, es Lavi e Bel. Los ganadores del premio Max por “Cabaret Líquido”, estrenan este en año en casa “La Barraca del Zurdo”.

La obra cuenta la historia (¿Apócrifa? Me aseguran que no, pero no sé si creérmelo.) de la Trouppe de El Zurdo, un lanzador de cuchillos, y su amada Aurora, padres, abuelos y bisabuelos de artistas de circo y variedades. La historia de los cien años de esta familia sirve para contar la historia de la España del siglo XX vista desde un carromato de feria: la República, las Misiones Pedagógicas, la guerra civil, Lorca, el exilio, más guerra en Europa, los brazos abiertos de Iberoamérica, el retorno del exiliado. Una historia llena de lágrimas bajo el maquillaje.

Si Cabaret Líquido era un montaje esencialmente cómico, La Barraca del Zurdo opta sin complejos por la emoción, por cogerte desprevenido el pellizco. Y lo consigue con un buen texto y un director que sabe cuanto bueno puede exigir de cuatro actores, que cantan y bailan y componen tipos a velocidad de vértigo, intercambiando personajes entre sí como malabaristas que se cruzan bolos, lanzando al patio de butacas puñales de buen teatro que siempre dan en el blanco.

Especialmente memorables son las escenas de dos personajes duplicadas, pero interpretadas de forma sutilmente distinta, por los cuatro actores, las escenas de cuatro personajes en las que éstos van saltando de un actor a otro, y la escena del abrazo a los abuelos, en la que un mismo actor interpreta a abuelo y nieto, solo con ponerse a medias un abrigo.

Puede que la crisis haya quitado relumbrón al programa del Teatro Alhambra, pero con compañías como Lavi e Bel no necesito grandes divos de Madrid o Barcelona para comprobar lo que aleja la palabra lanzada por una mano diestra, los saltos mortales que puede dar el corazón del público sin moverse del asiento o cuánta vida puede haber en la manga de un viejo abrigo.

viernes, 22 de octubre de 2010

Clase

El programa de Wyoming te puede gustar más o menos, pero este video merece la pena ser visto, porque recoge varias de las intolerables reacciones que varios energúmenos enfundados en Armani han vomitado en las últimas horas con motivo del nombramiento de nuevos ministros. En el video están a partir del minuto cuatro. Lo que hay antes son las alabanzas y críticas de rigor. Pero a partir del minuto cuatro comienza la vergonzosa descalificación de mujeres por el mero hecho de ser mujeres. No vamos a aprender nunca. Esto no es una cuestión política, ni de izquierda o derecha, esto repugna al más mínimo sentido del decoro. Las declaraciones se comentan ellas solitas:




Y desde anoche no se me quita esta canción de la cabeza:

viernes, 15 de octubre de 2010

Españolito que vienes al mundo...

Cuando la Señorita Doolitle rebusca en nuestra modesta biblioteca, formada por aportaciones de ambos al haber común, acrecentada ahora con carácter de bien ganancial y fruto en definitiva de un delito de bibliofilia del que ambos somos coautores pero que, injusticias procesales de la vida en pareja, sólo a mi se me imputa cuando empieza a faltar espacio para necesidades de segundo orden, cuando la Señorita Doolitle rebusca en nuestra biblioteca, decía, en ocasiones lo hace al grito de “¡Necesito literatura femenina!”, lo que indefectiblemente abre un debate en el que la mayoría de los participantes – es decir, ella – afirma que por supuesto que hay una sensibilidad distintiva inequívoca en los textos escritos por mujeres y que hay que ser muy burro pero mucho para no apreciar la diferencia, mientras que una minoría – es decir, yo – afirma que tener pechos sólo es una circunstancia verdaderamente relevante en literatura si tamaño de éstos dificulta el acceso al teclado del ordenador. No niego que, por ejemplo, a Pardo Bazán le influyera el hecho de ser mujer, pero no en menor medida que el ser gallega, o de buena familia, o incapaz de enfundarse la talla 38. Al margen de discusiones domésticas sobre las que el tiempo me dará la razón – para eso están los biógrafos – y que reflejo aquí con la sola intención de meterme una mititilla con la hermosa hacedora del aire que me rodea porque hace mucho que no lo hago y la blogosfera lo estaba echando en falta, lo cierto es que debo agradecer a la Señorita Doolitle el descubrimiento de Almudena Grandes y la novela que, por el momento es lo mejor que he leído este año: El Corazón Helado.

No es fácil hacer una sinopsis de las novecientas páginas de El Corazón Helado sin contar partes que no deban desvelarse, opinión no compartida por el autor de la reseña de la contraportada de la edición de Tusquets, que no tiene reparo en chafarte la trama de las primeras cuatrocientas páginas y luego se fuma un puro. Qué manía hay ahora de contar los argumentos para atraer a un público que precisamente por eso debería perder todo el interés. ¿Habéis visto últimamente algún trailer de cine?: “Nadie sabía en el motel que el asesino era Norman Bates disfrazado de su madre...” Es para morirse.

Bueno, a lo que iba, que llevo tiempo sin entrar aquí y se me acentúa la logorréa dactilográfica: cumpliendo el vaticinio de Machado, una de las dos Españas ( o acaso las dos) hiela el corazón de Álvaro al descubrir un pasado familiar vergonzoso, una fortuna cimentada sobre el material de derrumbe de los perdedores de la Guerra Civil, un patriarca semidiós, intachable, que oculta a un monstruo sonriente y satisfecho. Y con esta trama familiar que tiene algo de Shakespeariana, y con una estructura complejísima para el escritor pero que fluye con frescura para el lector, Almudena Grandes nos recuerda unas cuantas cosas de nuestra historia que no conviene olvidar.

Cosas como la Ley de Responsabilidades Políticas, que amparaba la requisición y subasta de bienes de «las personas, tanto jurídicas como físicas, que desde el primero de octubre de 1934 y antes del 18 de julio de 1936, contribuyeron a crear o a agravar la subversión (sic) de todo orden de que se hizo víctima a España», las que hubieran «ocupado cargos políticos durante el Frente Popular» o, simplemente, las que se hubieran «declarado públicamente a su favor». Esta Ley, que repugna al más primario sentido común, permitía y permitió a los afectos el régimen quedarse con cuantas propiedades de los vencidos se les antojaron, especialmente con las de los exiliados que, ignorantes de todo, en algunos casos sólo décadas después tuvieron noticia del expolio. Y aunque teóricamente estuvo en vigor de 1939 a 1945, la Ley siguió dando su negro fruto hasta bien entrados los años sesenta gracias a la connivencia de funcionarios y fedatarios que, untados o amenazados, estampaban su firma junto a fechas falseadas.

Cosas como La División Azul, con la que franco consolidó su política de acercamiento y fricción lingual al trasero hitleriano, enviando al frente ruso, a la muerte o a la mutilación por congelación, a los más afectos a su cruzada. Quizá sentía que aún habían muerto pocos españoles por él o contra él. La División Azul fue una ridícula parodia de brigada internacional en lucha contra el demonio comunista que sólo sirvió para que murieran en el norte de Europa jóvenes falangistas que se habían librado de morir en casa y para que muchos izquierdistas españoles, camuflados bajo la camisa azul, se pasaran al soñado enemigo comunista, que tardó en meterlos en campos de concentración menos de los que se tarda en contarlo.

Cosas como el poco conocido (vamos, yo no lo conocía) golpe del General Casado: meses antes de caer Madrid, socialistas y comunistas se lían a estacazos por un quítame allá esas tendencias bolcheviques. Y el ejército de Franco, a las puertas de la capital, se partía de la risa y esperaba. Una historia tan absurda que solo podía ser española.

Cosas como la vida en el exilio francés, puede que más cruel que otros precisamente por estar tan cerca. La contradictoria añoranza del exiliado político, el “Ni muerto vuelvo yo a ese país cuya ausencia me está matando”, el ultimo desencanto al comprobar que los vencedores de la segunda guerra mundial no iban a continuar su tarea liberando a España del fascismo porque ya no les hacía falta y porque la lengua del caudillillo había virado hacia otros traseros más convenientes.

Novela en fin política (“Sí, ¿y qué?”, diría la autora con desenfado de chulapa), sobre la alargada sombra de la Guerra Civil, sobre los que la perdieron, y sobre los que no la ganaron.

jueves, 26 de agosto de 2010

Esta versión sí que iria a verla.

Sí, pero que Charles Bronson y Bruce Lee se queden en su casa.

viernes, 30 de julio de 2010

La solución

Todos sufrimos a diario el acoso telefónico de empresas que creen que despertarte de la siesta es la mejor forma de ganar tu confianza. Solucionemos el problema. Sigamos al maestro Seinfeld:

martes, 20 de julio de 2010

Cultura Jeneral

Pido disculpas a mi señora madre y a los otros dos o tres que siguen este blog por el periodo de ausencia, pero hace como un mes vi el video que inserto a continuación y me quedé catatónico, con hilillo de baba y todo. Juzgad vosotros mismos:

Es un video de la Iglesia Adventista Me hago adventista pero ya. Me han convencido.

viernes, 18 de junio de 2010

Mi hermano José

En 1996 un Hombre de Teatro se propuso montar una obra de un escritor poco conocido. La obra hablaba de la libertad y la opresión, de la importancia de la palabra escrita como arma contra la iniquidad, de cómo se derrumban los tiranos cuando el pueblo canta junto, de la fuerza de las flores. Y por un regalo del destino, de esos regalos que nunca se agradecen bastante, participé en ese montaje. Por ese motivo, tuve ocasión de conocer al escritor.

Por entonces el escritor ya pasaba de los setenta, lucía una brillante calva y tenía un aire despistado, un andar soñoliento y un acento cálido y marino que poco después, cuando aumentó su popularidad, se haría muy familiar. Era de trato dulce y reposado y lo último que le interesaba era hablar de él o su obra. Era un escritor sencillo, un oxímoron viviente.

Entre 1996 y 1997 le vi apenas unas seis veces (Un par de cenas con la compañía, el día del estreno, un par de funciones a las que asistió…). Bien me gustaría poder decir que la nuestra fue una gran amistad y que tengo grandes cosas que contar sobre nuestra relación, pero no es así. Pero sí puedo decir algo que tengo perfectamente claro en el recuerdo: la noche del estreno en Madrid, fue camerino por camerino, radiante de felicidad, agradeciendo a todos los actores su trabajo con la misma efusión y la misma humildad. Ello incluyó el camerino de dos actorcillos (los últimos del cartel, los que acababan de empezar y apenas tenían tres frases) en el que se detuvo un buen rato para comentar el espectáculo y darles la enhorabuena por “su gran trabajo”. Luego, con la timidez de los grandes, les ofreció sendos ejemplares dedicados de su última novela. Desde donde escribo veo el lomo del libro, que siempre me evoca su mirada ilusionada y su apacible sonrisa.
Después he sabido más del escritor por sus textos y sus declaraciones de lo que pude saber cuando lo conocí. Y he leído gran parte de su obra, formalmente deslumbrante, comprometida, a veces una mano cálida y a veces un puñetazo donde más se necesita. Y he conocido la grandeza de su pensamiento y sus ideas más que por los sectores que lo apoyaban, por los ataques de los que lo condenaban. Y es que es un honor tener según qué enemigos.
En los próximos días se hablará mucho del escritor. Yo apenas puedo aportar nada, salvo que doy fe de que en las distancias cortas su comportamiento era acorde a sus declaraciones públicas: que el gran escritor traducido a mil idiomas, multipremiado y alabado en todo el planeta, quería que supieras que eras igual que él, sólo un hombre, nada menos que un hombre: su hermano.

martes, 15 de junio de 2010

martes, 25 de mayo de 2010

Jomsínema

Un Tipo Serio

Como si de un personaje del antiguo testamento se tratara, a Larry Gopnik, un pacífico judio de mediana edad, le caen encima una a una todas las maldiciones posibles en forma de sutiles desgracias. Los Hermanos Cohen, especialistas en reirse de todo lo que se mueve, meten en la casa de los espejos al judio norteamericano medio, sus tradiciones y sus miedos, y el resultado es un humor dificil que sólo gusta a los muy partidarios, como un servidor. Espléndida la interpretación del para mi desconocido Michael Stuhlbarg.


No es tan Fácil

Últimamente Meryl Streep acumula unas cuantas películas que sin Meryl Streep no merecerían la pena. El Diablo viste de Prada, Julia & Julie y No es tan Facil son películas recomendables casi exclusivamente por ver cómo esta mujer extrae agua de las piedras. En No es tan fácil hay que reconocer tambien el trabajo de Alec Baldwin (al que algún malvado llama "el hombre que se comió a Alec Baldwin"), un actor que en la madurez ha destapado una magnífica vis cómica. Para más detalles recomiendo encarecidamente la serie Rockefeller Center



As You Like It (Como gusteis)

Todos los genios pinchamos en hueso alguna vez, y es que es recomendable mostrar cierta flaqueza para no ser devorado por los simples mortales. Kenneth Branagh desempolva un Shakespeare dificil y convence a un puñado de estupendos actores (todos, los famosos y los desconocidos) para enrolarse en su pequeña locura. Ya antes ha desubicado a Shakespeare (Mucho Ruido y Hamlet se adelantan varios siglos y se pasan a Italia la primera y a unos paisajes menos ásperos que Elsinor la segunda, Trabajos de Amor Perdidos se convirtió en un musical con canciones de Fred Astaire!!), pero, en mi opinión, el resultado, siempre fue satisfactorio. Esta vez no. Localizar la acción en el oriente colonial, con luchadores de sumo y kimonos, resulta extraño y distanciador. Lo que en Mucho Ruido era encantador y gozoso aquí se hace pesado.Pero a lo mejor es que simplemente el texto original no es tan bueno.


El Erizo

Basada en un bestseller francés, es una película agradable sobre las relación de una niña (que al principio cae gorda, aviso) con la espinosa portera del edificio y un plácido vecino japones. Pese al maldito Deux ex Maquina con el que se resuelve todo, merece la pena verse.



Radio encubierta

Cinemadreamer y el Vizconde de Valmont me señalan con el dedo y se burlan de mi cada vez que se acuerdan de que tengo a Love Actually por una buena película. De los mismos responsables es Radio Encubierta. Una divertidísima recreación de la vida en una emisora pirata de Rock'n Roll en la Inglaterra de los setenta, que emitía desde alta mar para desesperación de las puritanas autoridades. Muy buenos actores: Philliph Seymour Hoffman, Emma Thomson y Kenneth Branagh - juntos pero no revueltos - , el siempre magnífico Billy Nighy...

Harold & Maude

Con la Señorita Doolitle nunca se sabe: Lo pasa mejor en el dentista que viendo El Padrino, pero luego se ve las seis temporadas de Los Soprano sin pestañear. Es desconcertante. Así que cuando empezamos a ver Harold y Maude (de la que lo único que yo sabía es que era una película extraña y minoritaria) preví que sería una de esas veladas de cine en las que a los veinte minutos mi señora me dice "sigue tú" y se afana con su encaje de bolillos. Pero no. Harold y Maude resultó ser una película extraña y minoritaria, sí, pero también un cuento delicioso sobre los límites del amor, las ganas de vivir y la libertad de ser todo lo extravagante que te apetezca. Actúa Ruth Gordon, que tras años de guionista con su marido Garson Kanin, despuntó como actriz ya de anciana en la Semilla del Diablo y como la adorable jovencita octogenaria Maude. Y la Señorita Doolitle se pasó una semana cantando esta canción de Cat Stevens:










martes, 18 de mayo de 2010

La Reina Virgen

La otra noche la Señorita Doolitle y un servidor vimos en el teatro Alhambra La reina de belleza de Leenane, de Martin McDonagh. La pieza es exponente, según explica el programa, del llamado “Teatro de la Crueldad”, corriente que no tenia yo el gusto de conocer y que encantado de conocerla, oiga. La antigua Reina de la Belleza de un perdido pueblo irlandes se aja junto a una madre diabólica y absorbente cuando un posible amor se cruza en su camino. Un texto duro, brutal a veces, sobre relaciones familiares de pesadilla, oportunidades perdidas y pozos de los que es imposible salir. Y eso que leo en internet que este es uno de los textos más suaves del autor (que es por cierto el director de la estupenda película Escondidos en Brujas). El texto es bueno, muy bueno. Consigue meter al público en situación, y allí nos tienes a todos, como niños viendo chacolines, queriendo avisar a la heroína de la inminencia de la tragedia.
El montaje es de la Compañía de Gloria López, la misma compañía que trajo hace unos años un digno montaje de El Pelo de la Dehesa. A esta Reina de la Belleza se le perdona fácilmente la excesiva modestia de la escenografía por el notable esfuerzo en la interpretación. Quizá hay momentos en que el texto es más grande que los actores que lo interpretan, pero estos pelean sin descanso para estar a la altura, y prefiero ver a un actor modesto dejándose la piel que a un genio desganado limitándose a tirar el texto en provincias.

Algo que no me gustó - y que tiene fácil arreglo - es el acento andaluz (sevillano concretamente) que imprimen a los personajes en determinados momentos. Supongo que trata de transmitir la idea de que son personajes de habla popular, pero resulta extraño, distanciador, oir a los habitantes de un deprimido pueblecito irlandés hablar con acento de Dos Hermanas. De ser válido este mecanismo, podrían sonar con acento gallego o vasco o de donde procediera la compañía que monte la obra. No. Lo siento, pero no. Al margen de eso – que a lo mejor es una tontería mía – es un espectáculo digno de verse, montado por una compañía con mucho coraje.

viernes, 14 de mayo de 2010

Estupor

Lo estan celebrando, seguro. Todos ellos. Casi puedo sentir su escalofriante alegría. Fascistas sin toga y fascistas togados bailan alrededor de la hoguera en la que se inmola el sentido común. Terroríficos preservadores de un pasado vergonzante hacen el paso de la oca con el brazo en alto y la mejor de sus sonrisas. Políticos oportunistas, trémulos de secreto gozo, se desgañitarán proclamando su respeto a las decisiones judiciales que no perjudiquen a su partido. Videla, la ocasión lo merece, se fuma un purito recostado en su cómoda prisión. Franco y Pinochet, en uno de los círculos del infierno, se besan a la rusa y risitas de complicidad se escapan de su beso de labios podridos.
Y la Justicia se sienta desolada al borde del camino.

jueves, 13 de mayo de 2010

jueves, 6 de mayo de 2010

Atrapando el Instante (10)

Roddy Mcdowall,
dejándose melena.

González, Alexandre, Fernan-Gomez y Lopez Vazquez,
juntando talento.

Nat y Frank,
Ring-a-ding-dingueando.




Billy Wilder,
contando un chiste verde a Dean Martin



Peter Lorre,
engatusando.




James Cagney,
probando que puede interpretar a Píramo, o a Tisbe, o lo que le echen.
Steve Mcqueen,
llenando un sombrero de lluvia
(dedicado a mi estrepitosa sobrina Cecily)

viernes, 30 de abril de 2010

...que en mi vida me he visto en tal aprieto.

Una lista me manda hacer Cinemadreamer. Hay que seleccionar una película, solo una, como la mejor de su género. Odio estas cosas. Cual Meryl Streep en La Decisión de Sophie, la culpabilidad me perseguirá toda la vida, pero las reglas son las reglas.


Las Reglas:·Decir quién me ha nominado al juego: Cinemadreamer
·Nominar a personas/blogs para que continúen el juego (al final de la lista)
Mejor película de todos los tiempos pasados, presentes y futuros del mundo conocido, por conocer y hasta de mundos paralelos: El Padrino. Parte I
Mejor película de acción: Con la Muerte en los Talones
Mejor película de aventuras: El Puente obre el Rio Kway
Mejor película bélica: Appocalipse Now
Mejor película biográfica: Amadeus
Mejor película cómica: La fiera de mi niña
Mejor película de ciencia ficción: Encuentros en la Tercera Fase
Mejor película deportiva: Toro Salvaje
Mejor película dramática: Ciudadano Kane
Mejor película de gángsters: El Padrino
Mejor película histórica: Doctor Zivago
Mejor película independiente: Sospechosos Habituales
Mejor película de juicios: Testigo de cargo
Mejor película musical: My Fair Lady
Mejor película basada en un cómic o novela gráfica: El Caballero Oscuro
Mejor película basada en una obra de teatro: Un Tranvía llamado Deseo
Mejor película romántica: El Hombre tranquilo
Mejor película de terror: El Resplandor
Mejor película thriller: Vértigo
Mejor película de cine negro: El Crepúsculo de los Dioses
Mejor película western: Centauros del Desierto
Mejor película animada: Wall·E


Propongo que sigan la cadena los siguientes blogs:
Mi querida sobrina Cecily, que probablemente aborrece estos juegos tanto como yo, pero el sufrimiento hay que compartirlo en familia.
D. Manuel Espadafor , hombre del Renacimiento, que tendrá mucho que decir al respecto.
El Perro Loco Atacando (atacando incautas inglesitas, me temo), al que le conmuto la pena si al menos publica una ilustración sobre su película favorita.

Cumplidas las reglas con no poco sufrimiento, que me perdonen, cada uno en su género, Hitchcock, Senderos de Gloria, La Chaqueta Metálica, Lawrence de Arabia, Los Hermanos Marx, Chaplin, Búster Keaton, Berlanga, Uno de los Nuestros, Kramer contra Kramer, El Viaje a ninguna parte, Frank Capra, Matar a un Ruiseñor, Cantando bajo la lluvia, las adaptaciones Shakesperianas de Olivier y Branagh, Mejor Imposible, Lo que queda del día, El Apartamento, Amelie, El Silencio de los Corderos, Al Rojo Vivo, Perdición, El Hombre que mató a Liberty Balance, La Diligencia, Solo ante el Peligro y Titanic ... (Esta última es coña. Era para ver si estabais atentos o ya os habíais cansado de leer.)

domingo, 18 de abril de 2010

Su Señoría Lumet

Es cosa sabida que no es recomendable opinar en caliente, pero como esta vez no es para dar un palo, permítaseme la precipitación. Acabo de pasar la tarde en compañía de Paul Newman, James Mason, Jack Warden, Charlotte Rampling y Sidney Lumet. La película es Veredicto Final, y el espectador más satisfecho, un servidor.


Salvo que algún historiador de cine me saque de mi error, el subgénero judicial, como tantos otros, lo inventaron los americanos. Sé de gente a la que le aburren las películas de juicios… ¡Ay, que Doolittle sigue dormida! Ahora vuelvo… ¿Qué estaba diciendo? ¡Ah, sí: que hay gente que se duerme con las películas de juicios, pero a mi me encantan: La teatralidad del derecho procesal norteamericano, la lucha de David contra Goliat, el suspense de no saber quien es el culpable o, de saberlo, si se hará finalmente justicia, la ocasión perfecta para el lucimiento de los actores. Hollywood ha dado grandes películas de juicios. Así a bote pronto se me vienen a la memoria Anatomía de un Asesinato, La Herencia del Viento, El proceso Paradine (curioso que a Hitchcock no le saliera demasiado bien su incursión en el subgénero judicial) Matar a un Ruiseñor (esa película que hace que todos los niños quieran ser de mayores como Atticus Finch, y que todos los adultos se pregunten qué hicieron mal para no serlo), Vencedores o Vencidos, Testigo de Cargo (probablemente la mejor de su género, pero es que Billy Wilder tenía la molesta manía de hacer una obra maestra cada vez que cambiaba de género) y, en clave de comedia, La costilla de Adán.


Veredicto Final merece entrar sin complejos en la lista anterior. En un momento pasan las dos horas largas que Lumet necesita para contarnos la redención de Paul Newman, un David borrachín en lucha contra el poderoso Goliat de la élite sanitaria. El reparto está perfecto: Newman nos deja ver todo el proceso de transformación que va del picapleitos que reparte su tarjeta en velatorios de desconocidos al hombre que vuelve a descubrir lo bien que sienta la integridad. Jack Warden resulta conmovedor como paternal socio de Newman. El viejo tiburón judicial encarnado por James Mason en su última interpretación destacable, tiene en la mirada, en los gestos siempre comedidos, toda la sabiduría de cuarenta años de actor irreprochable. Incluso la sempiterna frialdad de Charlotte Rampling es adecuada para el papel que se le asigna. Y Lumet, con su cámara tranquila, sus opresivos contrapicados, utiliza con pericia sus actores y un buen guión para hacer otra más de sus grandes películas, a sumar a Doce Hombres sin Piedad, El Prestamista, Sérpico, Tarde de Perros, Network o la reciente Antes que el Diablo Sepa que Has Muerto.


Espléndida película para volver a ver de vez en cuando, y que además contiene un pequeño juego: a ver quién encuentra a Bruce Willis entre los extras de la sala en la que se celebra el juicio.

martes, 13 de abril de 2010

Palabras, palabras, palabras

Algunas cosas que he leído últimamente.


Caín, de José Saramago. Adán y Eva, Cain y Abel, Job, Noe, Abraham y el dios del antiguo testamento son sometidos por el autor a una despiadada sesión de lógica, y, naturalmente, no pasan la prueba. Si eres vocal de la Conferencia Episcopal éste es definitivamente tu libro… (Pausa cómica)… Saramago, que tiene el honor de haber sido denostado por los más rancios y peligrosos sectores políticos de Portugal, que puede tener a gala haber tambaleado con su palabra la torre de marfil en cuya cúspide rumia el papa su atraso de siglos, reincide en su molesta manía de poner el dedo en la llaga. Y cuando se trata de la iglesia católica faltan dedos.


El Equipaje del Rey José, de Pérez Galdós. Undécima entrega de los Episodios Nacionales y primera de la segunda serie. Relata la salida de José Bonaparte del trono y los últimos coletazos de la guerra de la Independencia, que una vez terminada dejó a los españoles con más tiempo para guerrear entre ellos, que es lo que de verdad les gusta. Galdos es novela, quien lo probó lo sabe. Hay un malencarado y alientristecido escritor en activo al que le ha dado por escribir sobre la guerra de la Independencia, Trafalgar y tal. Publica una novela sobre las Cortes de Cádiz y parece que fuera a revolucionar el mundo editorial. Don Benito hace cien años publicó del orden de cuarenta (sin contar las novelas no históricas, los cuentos y el teatro), sin duda mucho mejores. Y lo hizo como si nada, con un humilde encogimiento de hombros.


Si me necesitas llámame, de Raymond Carver. Poeta y cuentista que murió a mediados de los ochenta cuando sólo había publicado cuatro breves libros de cuentos. Pero bastó. Refleja escenas de la vida cotidiana del estadounidense medio. Parece que en sus historias no pasa nada, pero el lector pronto nota que ese no pasar nada de especial, esa grisura, es la clave de sus cuentos. La decepción y el desencanto son su tema principal. Este libro recoge cinco cuentos póstumos prologados con amor por su viuda, tambien poetisa. Sobre cuentos de Carver rodó Robert Altman Vidas Cruzadas, un peliculón que hace años que no veo. ¡Prepárate, Doolittle, que son tres horas!



jueves, 25 de marzo de 2010

25 de marzo

Esta canción me tararea por las venas desde hace años. Cinco concretamente.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Que lo paren, que me bajo.

Leido en la prensa de hoy:

"La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (Faes), que preside José María Aznar, ha anunciado este martes que el segundo Premio Faes de la Libertad ha recaído en la ex primera ministra británica Margaret Thatcher.
El ex presidente Aznar se trasladó este fin de semana a Londres donde mantuvo "un encuentro muy amistoso" y personal con Thatcher, y le comunicó la decisión de otorgarle este premio.
Faes creó con motivo de su 20 aniversario este premio internacional, con el que se quiere distinguir a personalidades de la política española e internacional que hayan destacado a lo largo de su vida en la defensa de valores como la libertad y los derechos humanos."

En la foto, la defensora de la libertad y los derechos humanos

con un amigo que le muestra el sendero.

lunes, 22 de marzo de 2010

Kevin el travieso

Últimamente se le ve poco en cine, volcado como está en sus funciones de director artístico del teatro Old Vic de Londres. Y es una pena, porque Kevin Spacey es uno de los mejores actores del Hollywood actual. Y también es un cachondo. Y si no, aquí está este video. Es una de las magníficas entrevistas que desde hace años se vienen televisando desde el Actor´s Studio en presencia de los estudiantes. En un momento de la entrevista, el presentador informa al público de que Spacey tiene un talento poco conocido: es un gran imitador. A continuación - y aparentemente de forma improvisada - formula preguntas a distintos actores, obligando a Spacey a contestar por cada uno de ellos. Algunas de sus imitaciones no estoy capacitado para apreciarlas (Cristopher Walken en versión original no sé como suena) pero Pacino, Jimmy Stewart, Brando, Katherine Hepburn (¡!) y otros muchos son perfectamente reconocibles incluso solo por el gesto. Me resulta curiosa la cara que se le queda después de cada imitación: Un aire tímido, como de niño travieso disculpándose por su atrevimiento. ¡Me cae bien este tío!


Como este video lo verá mi señor padre, y en ingles no se aplicó mucho en sus años mozos, me permito dejar aquí una pequeña guía de los actores a los que va imitando y el minuto correspondiente del video.


0:40 James Stewart

1:30 Johnny Carson (Como Buenafuente, pero americano y con menos gracia)

2:10 Katherine Hepburn (Sí: Katherine Hepburn)

2:58 Clint Eastwood

3:25 John Guielgud

3:37 Marlon Brando

4:29 Cristopher Walken

5:05 Al Pacino

5:54 Jack Lemmon




miércoles, 17 de marzo de 2010

Pedestal abajo

En esta tierra asolada por las obras del metro sufrimos con paciencia franciscana todo tipo de adaptaciones, versiones libres y obras supuestamente inspiradas en la producción de García Lorca. Y los herederos de Lorca, animalicos, con el brazo hipertrofiado de darle a la palanca de la caja registradora. La idea es más o menos la siguiente: pongamos que eres coreógrafo de danza moderna, ideas un espectáculo, lo planeas bien todo, la coreografía, el vestuario y tal. Y ahora coges y le pides permiso a la sobrina de Lorca (lease, pagas a la SGAE) para que el espectáculo – que nada tiene que ver con Lorca – se llame, no sé, “El Lagarto y la Lagarta: Lamento Lorquiano”. Y luego vas a la Consejería de Cultura a contarles la idea, ellos se quedan sólo con lo de “Lorquiano” y te subvencionan el espectáculo y te tiras con él todo un verano actuando en la Alhambra y luego el otoño en el Lope de Vega de Sevilla y luego lo que caiga. Y en las entrevistas tienes que decir que Lorca te ha influenciado un güebo para idear el espectáculo y que el romance del Lagarto y la Lagarta es claramente premonitorio del conflicto armado y blablabla. Mientras tanto, unos alumnos de secundaria quieren hacer Bodas de Sangre (en versión antigua, osea, el texto y eso) y cobrar entrada en el teatrillo del instituto para pagarse el viaje de estudios y no pueden porque la SGAE les exige pagar derechos. Y Lorca, en su fosa de Viznar, maldice a sus herederos. Estoy seguro.
Por eso uno, malpensao, acude con miedo a ver cualquier Lorca: porque no es seguro que uno acabe viendo un Lorca. Eso no pasa - lo digo clarito antes de que le meta algún que otro palo - con el Bodas de Sangre del Centro Andaluz de Teatro y el Centro Dramático Nacional. Es una versión respetuosa, integra (supongo) y que no cae en la manía insufrible del “mira lo que he hecho con esta obra tan conocida, ¿a que ya no la conoce ni la madre que la parió?”. No, José Carlos Plaza no pretende ser mejor que Lorca, así que, nada más que por esa actitud, agradecido. Opta por la sobriedad en escenografía y vestuario, con colores grises y terrosos, inspirados por los secarrales en los que se desarrolla la trama. La fiesta de la boda, con coreografía de Cristina Hoyos, resulta al tiempo lírica y creíble. No me gusta la solución encontrada para el romance de la luna: escuchar un cedé de Ana Belén mientras un tío disfrazado de Gusiluz repta por una viga resulta raro, raro, y mientras te dices “raro, raro” toda tu predisposición a la poesía acaba en la moqueta. Lo peor del montaje afecta a uno de sus pilares principales: la madre. Consuelo Trujillo, a la que no creo haber visto ningún trabajo anterior, deja claro con su interpretación que es una actriz formidable. Eso no tiene discusión. Pero no quita para que la concepción del personaje sea – en mi modesta opinión – errónea. No sé si la culpa es de la actriz, del director o de los dos, pero no puedes interpretar a Lorca como si fuera Sófocles. La madre de Bodas de Sangre no es Medea: No se puede interpretar a Lorca desde lo alto de un pedestal de patetismo, sino pedestal abajo, con los pies y la cara y la voz llena de tierra. En la criada de la novia, pongo por caso, sí pudimos ver a una mujer lorquiana, real y poética al mismo tiempo. En la madre del novio, no. Y luego está el actor que hacía de Leonardo, el enamorado de la novia, actor que debe ser muy bueno. Muy bueno moralmente, quiero decir, un pedazo de pan, seguro. Pero como actor... madredelamorhermoso!!

martes, 16 de marzo de 2010

No escarmiento

Madrugada del domingo al lunes. Noche de Oscars. Mañana no me esperan en el trabajo. Televisor encendido y, al alcance de la mano, frutos secos, chocolate y coca cola, poniendo de manifiesto que en materia de sustancias excitantes me quedé anclado en los once años. Comienza la gala con los diez nominados a actores principales en el escenario, recibiendo una sonora ovación (al parecer, los secundarios no se merecían el homenaje). Ahora Neil Patrick Harris inicia la gala con un vistoso número musical ¿quiere eso decir que va a ser una gala amena, con meritorios números cómico-musicales? (spoiler: No, no lo fue). Steve Martin y Alec Baldwin descienden de los cielos como en un número de Busby Berkeley y cumplen – solo eso – su función. Ya empieza el asunto: Penélope Cruz (¡qué guapos salimos los bebés del 73!) entrega el Oscar secundario a Christoph Waltz por Malditos Bastardos. Merecidísimo. Una pena que no se puedan dar dos, porque Christopher Plummer lleva cincuenta años haciendo las cosas muy bien, su Leon Tolstoy tiene una pinta estupenda y no parece que vaya a seguir mucho más tiempo en activo. Oscar de Película de Animación para UP, naturalmente, solo sus diez primeros minutos ya merecen un Oscar. Mejor Canción… ¿no las cantan este año? Gana una canción country que tiene una pinta aburreovejas que da miedo. Mejor Guión Original y empiezan a sangrar mis llagas: podía haber ganado Malditos Bastardos - irreverente, juguetón, gozosamente brutal- , o UP – que trasciende los límites de su género y conquista al público adulto – o Un Tipo Serio – que está escrito por los Cohen y con eso ya está todo dicho - , pero gana En tierra Hostil: un guión tan complejo como el de la carta de ajuste. Ahora viene un homenaje larguíiiiisimo a un señor que se ha muerto y cuyo mayor mérito fue producir Solo en Casa. No lo entiendo. Sigue la gala. El corto granaíno La Dama y La Muerte pierde frente a la más tediosa y cansina de sus competidoras. Ahora sale Ben Stiller disfrazado de extraterrestre de Avatar (alguien iba a hacerlo, era ineviteibol) y el malaje de James Cameron finge (mal) que le hace gracia. Ahora toca el Guión Adaptado. Up in the Air y Precious eran mis favoritas, así que bien por Precious. Y seguimos adelante. En un claro desprecio a las viejas glorias (pero ya llegareis a viejos, brillantes productores televisivos) este año los oscars honoríficos no se entregan en la gala, sino en un acto días antes, del que ahora pasan un brevísimo video. Pero, al fin y al cabo, quién es Lauren Bacall para que le dediquen dos minutos de directo en prime time… En fin, seguimos. Robin Williams, ese actor desperdiciado por sí mismo, entrega a Mo’nique el Oscar a actriz secundaria por un papel por el que cualquiera mataría. Ahora dan muchos premios técnicos y de vestuario y esas cosas y salen al escenario muchas estrellitas juveniles que serán barridas por el viento antes de que tengan edad para comprar alcohol y me voy quedando dormido y sueño que vuelvo a ver la horripilante nueva versión de Sherlock Holmes y me despierto aullando y bañado en sudor… y sigue la gala con un video homenaje al cine de terror que mezcla, sin temor a consecuencias penales, El Resplandor con Viernes Trece (claaaaro por esto no le podían dar a Lauren Bacall el Oscar en Directo…¡Malditos Bastardos!). La nieta anoréxica de Demi Moore … ah, no, perdón: Demi Moore herself presenta el video homenaje a los fallecidos este año: Jean Simmons, Jennifer Jones, Karl Malden, un puñado de buenos guionistas de la era dorada, Michael Jackson …¡anda!¿Se ha muerto?... Ahora un número de baile espectacular al son de las bandas sonoras nominadas. Gana UP, yo me alegro y a James Camerón se le va acentuando peligrosamente la cara de vieja desdentada. Película Extranjera: A Almodóvar se le ve sinceramente feliz de leer “El Secreto de sus Ojos” en la tarjeta con el nombre del premiado. Y yo también feliz. Y cualquiera que haya visto esta o cualquier otra película de Campanella. Para el premio a actor principal, cinco colegas glosan los méritos de los cinco actores nominados. Resulta muy emocionante y probablemente lo mejor de la gala, lástima que, de nuevo, los secundarios no merezcan este honor a juicio de los organizadores. Gana Jeff Bridges, consiguiendo así el Oscar casi cuarenta años después de su primera nominación (éste record creo que sólo lo supera Henry Fonda) y refrendando una carrera intachable. Bien por él…Pasa un rato, he debido dormirme de nuevo y he tenido uno de esos sueños absurdos: Sandra Bullock ganaba un Oscar, je, je, qué tontería: Antes lo tendrían Deborah Kerr, Sigourney Weaver, Glen Close, Michelle Pfeiffer y mi vecina del bajo que da de comer o todos los gatos del barrio. Con Mejor Dirección y Mejor Película seré breve: Lo único bueno de que gane la cosa esa hostil es que no gana Avatar, que no he visto y que no creo que vea porque fuentes de toda confianza me aseguran que no es más que “Pocahontas en Pitufolandia. Y Cameron me debe todavía las quinientas pesetas que me timó con Titanic. Y me acuesto de amanecida con dolor de estómago por el atracón de chocolate y por la creciente sospecha de que lo de Sandra Bullock no lo he soñado. Y el año que viene haré lo mismo. No escarmiento.
Un post pelín largo, lo se. Pero mi nuevo portatilillo chiquinino (o Net Book, que dicen los entendidos) es la caña: parece que escribe sólo.

sábado, 6 de marzo de 2010

Ejecutivos Agresivos

David Mamet está sobrevalorado, lo que no quita para que Glengarry Glen Ross sea una buena obra de teatro. Y el texto parece aún mejor con una dirección y unos actores como los que pudimos ver la otra noche en un montaje del Teatro Español. Glengarry Glen Ross trata de un grupo de vendedores de fincas llevados al límite por sus jefes: el que obtenga mejores resultados ganará un Cadillac y el peor será despedido. Nada importa la antigüedad, las relaciones personales o la camaradería: solo importa el resultado. Todos los actores están muy bien, con una dirección con incide en la veracidad de las conversaciones obligando a los intérpretes a pisarse unos a otros, a hablar a la vez, haciendo así muy real el diálogo. Inevitablemente destacan, probablemente por que tienen los mejores papeles, Carlos Hipólito – avejentado, abrumado por las exigencias de sus jefes, con un peso sobre sus hombros que es casi visible – y Gonzalo de Castro, actor siempre correcto en comedia, pero que aquí sorprende con un cambio de registro ajustándose la piel de un despreciable tiburón que hace unos años le valió a Al Pacino una nominación al oscar.



viernes, 26 de febrero de 2010

Dando la nota

¡Maldita sea! ¡A mi nunca me pasan estas cosas!

jueves, 25 de febrero de 2010

Amor y Pedagogía

La Cinta Blanca, de Michael Haneke, se desarrolla en un pueblecito alemán unos años antes del inicio de la primera guerra mundial. Comienza con la voz en off de uno de los personajes, que nos dice que quizá los acontecimientos que va a narrar pudieran acaso explicar los derroteros que tomó su país en los años siguientes. En el pueblecito idílico empiezan a sucederse episodios de absurda violencia sin que nadie pueda explicar a qué ni a quién se deben. En una línea, ese es el argumento de la película. Pero hay más: El vasallaje al señor del lugar, la infancia arrasada por una férrea educación exenta de toda ternura, las habladurías como cuarto poder de la pequeña comunidad, la sonrisa que esconde al monstruo... Y todo ello meramente sugerido, dejándolo todo abierto a diversas interpretaciones. Y es que todo en La Cinta Blanca tiene una deliberada contención: el amor carece de pasión, el sexo es frío, la ira se dibuja con un árido blanco y negro.
Buena película, que parece tener todas las papeletas para ganar el Oscar a mejor película de habla no inglesa (aunque uno, modestamente, considera muy superior El Secreto de sus Ojos, y casi cualquier cosa que haya rodado Campanella).
Al recoger alguno de los muchos premios que se está llevando la película, Haneke lo dedicó a los niños que actúan en ella. Viendo escenas como esta se entiende:

domingo, 14 de febrero de 2010

Gravemente ABURRIDA. No debe verse.

Cuando la generación de mis padres iba al cine a ver Gilda o Arroz Amargo se encontraba la siguiente calificación moral: “Gravemente peligrosa. No debe verse”. Desde aquí propongo que en lo sucesivo se haga algo parecido con las películas que atenten contra el más mínimo sentido del entretenimiento, como la que vimos el lunes pasado.

Ya habré mencionado anteriormente la tontería que tengo yo con los Oscars: tengo que ver el mayor número posible de películas nominadas antes de la ceremonia y luego ver la ceremonia en directo y cogerme unos cabreos de no te menees. No sé porqué lo hago. Carencia de alguna vitamina básica para el correcto funcionamiento neuronal, supongo.

El caso es que el otro día convencí a la Señorita Doolitle para ver En Tierra Hostil, película que está nominada a casi todo. De no ser por tanta nominación, no tendría yo demasiado interés en la vida de los desactivadores de bombas norteamericanos en Irak. Y la Señorita Doolitle, que odia minuciosamente al Imperio Yanky, menos todavía. Pero, me dije, algo tendrá el agua cuando la bendicen. Bueno, pues “el agua” no tiene nada. Básicamente la película es una sucesión de desactivaciones de bombas – a quince minutos por bomba menos o menos – alternada con breves momentos de ruda camaradería militar, de esa que estamos hartos de ver en millones de películas. Entiendo las nominaciones técnicas y entiendo la nominación de la directora – las escenas de desactivación están magníficamente planeadas, rodadas y montadas- , pero no es una de las cinco mejores películas de este año (ni de las ciento cinco, caramba), su protagonista no hace una de las cinco mejores interpretaciones del año ( si es por componer tíos duros e irónicos Robert Mitchum debería haber sido nominado setenta veces, y con más merecimiento que este aburrido señor) y definitivamente no es uno de los cinco mejores guiones del año (a ver: NO ES UN GUIÓN). Nota: el cartel está boca abajo a caso hecho. por pesada. Sobre cualquier actividad profesional se puede hacer una película entretenida: la vida de un pescadero puede dar para una película apasionante siempre que no te limites durante ciento veinte minutos a mostrarme una y otra vez al pescadero limpiando boquerones. Pues eso.

Si al truño de película añadimos el asfixiante calor que hacía en la sala (ha vuelto el destape a los cines de Granada, pero ahora es el público el que se despelota para sobrevivir a la calefacción) es fácil comprender que la Señorita Doolittle no estuviera muy contenta con mi propuesta de ocio vespertino: Cuando se hizo la luz en la sala, en un rápido movimiento de muñeca saco sus lunchacos de su bolso Loewe …y es lo ultimo que recuerdo hasta hace un rato que he recuperado el conocimiento.

Y como me niego a poner siquiera el trailer del rollo que vimos el otro día, ahí van dos minutos y medio de “En el estanque dorado”. Porque en esos dos minutos y medio hay más cine que en las innecesarias dos horas de “En tierra hostil”, y porque Henry Fonda era un tío estupendo. Y porque me da la gana.