jueves, 25 de marzo de 2010

25 de marzo

Esta canción me tararea por las venas desde hace años. Cinco concretamente.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Que lo paren, que me bajo.

Leido en la prensa de hoy:

"La Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (Faes), que preside José María Aznar, ha anunciado este martes que el segundo Premio Faes de la Libertad ha recaído en la ex primera ministra británica Margaret Thatcher.
El ex presidente Aznar se trasladó este fin de semana a Londres donde mantuvo "un encuentro muy amistoso" y personal con Thatcher, y le comunicó la decisión de otorgarle este premio.
Faes creó con motivo de su 20 aniversario este premio internacional, con el que se quiere distinguir a personalidades de la política española e internacional que hayan destacado a lo largo de su vida en la defensa de valores como la libertad y los derechos humanos."

En la foto, la defensora de la libertad y los derechos humanos

con un amigo que le muestra el sendero.

lunes, 22 de marzo de 2010

Kevin el travieso

Últimamente se le ve poco en cine, volcado como está en sus funciones de director artístico del teatro Old Vic de Londres. Y es una pena, porque Kevin Spacey es uno de los mejores actores del Hollywood actual. Y también es un cachondo. Y si no, aquí está este video. Es una de las magníficas entrevistas que desde hace años se vienen televisando desde el Actor´s Studio en presencia de los estudiantes. En un momento de la entrevista, el presentador informa al público de que Spacey tiene un talento poco conocido: es un gran imitador. A continuación - y aparentemente de forma improvisada - formula preguntas a distintos actores, obligando a Spacey a contestar por cada uno de ellos. Algunas de sus imitaciones no estoy capacitado para apreciarlas (Cristopher Walken en versión original no sé como suena) pero Pacino, Jimmy Stewart, Brando, Katherine Hepburn (¡!) y otros muchos son perfectamente reconocibles incluso solo por el gesto. Me resulta curiosa la cara que se le queda después de cada imitación: Un aire tímido, como de niño travieso disculpándose por su atrevimiento. ¡Me cae bien este tío!


Como este video lo verá mi señor padre, y en ingles no se aplicó mucho en sus años mozos, me permito dejar aquí una pequeña guía de los actores a los que va imitando y el minuto correspondiente del video.


0:40 James Stewart

1:30 Johnny Carson (Como Buenafuente, pero americano y con menos gracia)

2:10 Katherine Hepburn (Sí: Katherine Hepburn)

2:58 Clint Eastwood

3:25 John Guielgud

3:37 Marlon Brando

4:29 Cristopher Walken

5:05 Al Pacino

5:54 Jack Lemmon




miércoles, 17 de marzo de 2010

Pedestal abajo

En esta tierra asolada por las obras del metro sufrimos con paciencia franciscana todo tipo de adaptaciones, versiones libres y obras supuestamente inspiradas en la producción de García Lorca. Y los herederos de Lorca, animalicos, con el brazo hipertrofiado de darle a la palanca de la caja registradora. La idea es más o menos la siguiente: pongamos que eres coreógrafo de danza moderna, ideas un espectáculo, lo planeas bien todo, la coreografía, el vestuario y tal. Y ahora coges y le pides permiso a la sobrina de Lorca (lease, pagas a la SGAE) para que el espectáculo – que nada tiene que ver con Lorca – se llame, no sé, “El Lagarto y la Lagarta: Lamento Lorquiano”. Y luego vas a la Consejería de Cultura a contarles la idea, ellos se quedan sólo con lo de “Lorquiano” y te subvencionan el espectáculo y te tiras con él todo un verano actuando en la Alhambra y luego el otoño en el Lope de Vega de Sevilla y luego lo que caiga. Y en las entrevistas tienes que decir que Lorca te ha influenciado un güebo para idear el espectáculo y que el romance del Lagarto y la Lagarta es claramente premonitorio del conflicto armado y blablabla. Mientras tanto, unos alumnos de secundaria quieren hacer Bodas de Sangre (en versión antigua, osea, el texto y eso) y cobrar entrada en el teatrillo del instituto para pagarse el viaje de estudios y no pueden porque la SGAE les exige pagar derechos. Y Lorca, en su fosa de Viznar, maldice a sus herederos. Estoy seguro.
Por eso uno, malpensao, acude con miedo a ver cualquier Lorca: porque no es seguro que uno acabe viendo un Lorca. Eso no pasa - lo digo clarito antes de que le meta algún que otro palo - con el Bodas de Sangre del Centro Andaluz de Teatro y el Centro Dramático Nacional. Es una versión respetuosa, integra (supongo) y que no cae en la manía insufrible del “mira lo que he hecho con esta obra tan conocida, ¿a que ya no la conoce ni la madre que la parió?”. No, José Carlos Plaza no pretende ser mejor que Lorca, así que, nada más que por esa actitud, agradecido. Opta por la sobriedad en escenografía y vestuario, con colores grises y terrosos, inspirados por los secarrales en los que se desarrolla la trama. La fiesta de la boda, con coreografía de Cristina Hoyos, resulta al tiempo lírica y creíble. No me gusta la solución encontrada para el romance de la luna: escuchar un cedé de Ana Belén mientras un tío disfrazado de Gusiluz repta por una viga resulta raro, raro, y mientras te dices “raro, raro” toda tu predisposición a la poesía acaba en la moqueta. Lo peor del montaje afecta a uno de sus pilares principales: la madre. Consuelo Trujillo, a la que no creo haber visto ningún trabajo anterior, deja claro con su interpretación que es una actriz formidable. Eso no tiene discusión. Pero no quita para que la concepción del personaje sea – en mi modesta opinión – errónea. No sé si la culpa es de la actriz, del director o de los dos, pero no puedes interpretar a Lorca como si fuera Sófocles. La madre de Bodas de Sangre no es Medea: No se puede interpretar a Lorca desde lo alto de un pedestal de patetismo, sino pedestal abajo, con los pies y la cara y la voz llena de tierra. En la criada de la novia, pongo por caso, sí pudimos ver a una mujer lorquiana, real y poética al mismo tiempo. En la madre del novio, no. Y luego está el actor que hacía de Leonardo, el enamorado de la novia, actor que debe ser muy bueno. Muy bueno moralmente, quiero decir, un pedazo de pan, seguro. Pero como actor... madredelamorhermoso!!

martes, 16 de marzo de 2010

No escarmiento

Madrugada del domingo al lunes. Noche de Oscars. Mañana no me esperan en el trabajo. Televisor encendido y, al alcance de la mano, frutos secos, chocolate y coca cola, poniendo de manifiesto que en materia de sustancias excitantes me quedé anclado en los once años. Comienza la gala con los diez nominados a actores principales en el escenario, recibiendo una sonora ovación (al parecer, los secundarios no se merecían el homenaje). Ahora Neil Patrick Harris inicia la gala con un vistoso número musical ¿quiere eso decir que va a ser una gala amena, con meritorios números cómico-musicales? (spoiler: No, no lo fue). Steve Martin y Alec Baldwin descienden de los cielos como en un número de Busby Berkeley y cumplen – solo eso – su función. Ya empieza el asunto: Penélope Cruz (¡qué guapos salimos los bebés del 73!) entrega el Oscar secundario a Christoph Waltz por Malditos Bastardos. Merecidísimo. Una pena que no se puedan dar dos, porque Christopher Plummer lleva cincuenta años haciendo las cosas muy bien, su Leon Tolstoy tiene una pinta estupenda y no parece que vaya a seguir mucho más tiempo en activo. Oscar de Película de Animación para UP, naturalmente, solo sus diez primeros minutos ya merecen un Oscar. Mejor Canción… ¿no las cantan este año? Gana una canción country que tiene una pinta aburreovejas que da miedo. Mejor Guión Original y empiezan a sangrar mis llagas: podía haber ganado Malditos Bastardos - irreverente, juguetón, gozosamente brutal- , o UP – que trasciende los límites de su género y conquista al público adulto – o Un Tipo Serio – que está escrito por los Cohen y con eso ya está todo dicho - , pero gana En tierra Hostil: un guión tan complejo como el de la carta de ajuste. Ahora viene un homenaje larguíiiiisimo a un señor que se ha muerto y cuyo mayor mérito fue producir Solo en Casa. No lo entiendo. Sigue la gala. El corto granaíno La Dama y La Muerte pierde frente a la más tediosa y cansina de sus competidoras. Ahora sale Ben Stiller disfrazado de extraterrestre de Avatar (alguien iba a hacerlo, era ineviteibol) y el malaje de James Cameron finge (mal) que le hace gracia. Ahora toca el Guión Adaptado. Up in the Air y Precious eran mis favoritas, así que bien por Precious. Y seguimos adelante. En un claro desprecio a las viejas glorias (pero ya llegareis a viejos, brillantes productores televisivos) este año los oscars honoríficos no se entregan en la gala, sino en un acto días antes, del que ahora pasan un brevísimo video. Pero, al fin y al cabo, quién es Lauren Bacall para que le dediquen dos minutos de directo en prime time… En fin, seguimos. Robin Williams, ese actor desperdiciado por sí mismo, entrega a Mo’nique el Oscar a actriz secundaria por un papel por el que cualquiera mataría. Ahora dan muchos premios técnicos y de vestuario y esas cosas y salen al escenario muchas estrellitas juveniles que serán barridas por el viento antes de que tengan edad para comprar alcohol y me voy quedando dormido y sueño que vuelvo a ver la horripilante nueva versión de Sherlock Holmes y me despierto aullando y bañado en sudor… y sigue la gala con un video homenaje al cine de terror que mezcla, sin temor a consecuencias penales, El Resplandor con Viernes Trece (claaaaro por esto no le podían dar a Lauren Bacall el Oscar en Directo…¡Malditos Bastardos!). La nieta anoréxica de Demi Moore … ah, no, perdón: Demi Moore herself presenta el video homenaje a los fallecidos este año: Jean Simmons, Jennifer Jones, Karl Malden, un puñado de buenos guionistas de la era dorada, Michael Jackson …¡anda!¿Se ha muerto?... Ahora un número de baile espectacular al son de las bandas sonoras nominadas. Gana UP, yo me alegro y a James Camerón se le va acentuando peligrosamente la cara de vieja desdentada. Película Extranjera: A Almodóvar se le ve sinceramente feliz de leer “El Secreto de sus Ojos” en la tarjeta con el nombre del premiado. Y yo también feliz. Y cualquiera que haya visto esta o cualquier otra película de Campanella. Para el premio a actor principal, cinco colegas glosan los méritos de los cinco actores nominados. Resulta muy emocionante y probablemente lo mejor de la gala, lástima que, de nuevo, los secundarios no merezcan este honor a juicio de los organizadores. Gana Jeff Bridges, consiguiendo así el Oscar casi cuarenta años después de su primera nominación (éste record creo que sólo lo supera Henry Fonda) y refrendando una carrera intachable. Bien por él…Pasa un rato, he debido dormirme de nuevo y he tenido uno de esos sueños absurdos: Sandra Bullock ganaba un Oscar, je, je, qué tontería: Antes lo tendrían Deborah Kerr, Sigourney Weaver, Glen Close, Michelle Pfeiffer y mi vecina del bajo que da de comer o todos los gatos del barrio. Con Mejor Dirección y Mejor Película seré breve: Lo único bueno de que gane la cosa esa hostil es que no gana Avatar, que no he visto y que no creo que vea porque fuentes de toda confianza me aseguran que no es más que “Pocahontas en Pitufolandia. Y Cameron me debe todavía las quinientas pesetas que me timó con Titanic. Y me acuesto de amanecida con dolor de estómago por el atracón de chocolate y por la creciente sospecha de que lo de Sandra Bullock no lo he soñado. Y el año que viene haré lo mismo. No escarmiento.
Un post pelín largo, lo se. Pero mi nuevo portatilillo chiquinino (o Net Book, que dicen los entendidos) es la caña: parece que escribe sólo.

sábado, 6 de marzo de 2010

Ejecutivos Agresivos

David Mamet está sobrevalorado, lo que no quita para que Glengarry Glen Ross sea una buena obra de teatro. Y el texto parece aún mejor con una dirección y unos actores como los que pudimos ver la otra noche en un montaje del Teatro Español. Glengarry Glen Ross trata de un grupo de vendedores de fincas llevados al límite por sus jefes: el que obtenga mejores resultados ganará un Cadillac y el peor será despedido. Nada importa la antigüedad, las relaciones personales o la camaradería: solo importa el resultado. Todos los actores están muy bien, con una dirección con incide en la veracidad de las conversaciones obligando a los intérpretes a pisarse unos a otros, a hablar a la vez, haciendo así muy real el diálogo. Inevitablemente destacan, probablemente por que tienen los mejores papeles, Carlos Hipólito – avejentado, abrumado por las exigencias de sus jefes, con un peso sobre sus hombros que es casi visible – y Gonzalo de Castro, actor siempre correcto en comedia, pero que aquí sorprende con un cambio de registro ajustándose la piel de un despreciable tiburón que hace unos años le valió a Al Pacino una nominación al oscar.