domingo, 2 de noviembre de 2008

Pobres payasos pobres

Todavía nos estamos riendo de la función del otro día en el Teatro Alhambra. Los Ulen nunca defraudan. Ese estilo de Charlots del Sur (perdón: der Zú) conquista con facilidad, al menos por estas latitudes (no sé la acogida que tendrían Los Ulen en Oviedo, por ejemplo). Los tres actores-autores-directores llevan décadas compenetrados y perfeccionando un tipo de clown crudo, a veces incluso soez, pero con momentos de dulcísima ternura. El nuevo capítulo que giran este año es Maná Maná (el regreso), en el que los tres vagabundos rebuscan en los contenedores, se abrigan con cartones, duermen apretujados en bancos y se dan el poco cariño que les queda. El espectáculo arranca carcajadas casi constantes al tiempo que contiene un par de reflexiones de esas que escuecen en lo más profundo de la conciencia, cumpliendo así la obligación de todo buen bufón. Lo pasamos tan bien que hasta nos parecieron más espaciosas las malditísimas butacas del Teatro Alhambra.

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