jueves, 16 de julio de 2009

Culpable hasta que se demuestre lo contrario.

La otra noche vimos la versión que de DOCE HOMBRES SIN PIEDAD se hizo en 1973 para Estudio 1. Antes de darle al play hube de esperar a que a la Señorita Doolitle se le pasara el efecto del cloroformo (de otra forma no puedo atarla al sofá: es más fuerte que yo). Cuando volvió en sí, con los primeros fotogramas, mientras intentaba librarse de sus ataduras, gritaba: ¡¿Pero esto que eeeess!!?? ¡¡Si este programa es de cuando a Sara Montiel le vino el periodo!!! ¡Y en blanco y negro!! ¿Para que nos hemos comprado un tele en color, digo yo??!! ... Pero entonces empezó a hablar Jesús Puente, y luego Luis Prendes, y Bódalo, y Merlo. Y Rodero. Y la Señorita Doolitle quedó subyugada durante dos horas. Tanto que ni siquiera notó que la desaté a los pocos minutos.
De la obra de Reginald Rose existe una versión cinematográfica de los años cincuenta con espléndidos actores (Henry Fonda y Lee J. Cobb, para empezar) y dirigida por Sidney Lumet. Pero nada tiene que envidiarle la modesta versión televisiva española (modesta por los medios, no, desde luego, por el talento). Por cierto que hace un par de años Nikita Mikhalkov dirigió una versión alla rusa que aún no he visto bajo el título de 12.
Doce hombres componen el jurado que tiene que decidir si un muchacho es culpable de parricidio. Si lo es, morirá en la silla eléctrica. De los doce, once de ellos quieren declararlo culpable. Y rapidito: Tienen prisa, o están cansados por el largo juicio, o un pesado equipaje de prejuicios les ha dictado hace tiempo el veredicto. Pero el jurado número ocho tiene dudas. Y el veredicto ha de ser unánime.
Doce Hombres. Veamos: Tres semidioses (Jose Mª Rodero, José Bódalo e Ismael Merlo), cinco maestros de la interpretación (Jesús Puente, Luis Prendes, Carlos Lemos, Fernando Delgado y Rafael Alonso), tres profesionales siempre efectivos (Manuel Alexandre, Antonio Casal y Sancho Gracia) y Pedro Osinaga, que pasaba por allí.
La obra tiene momentos de altísimo teatro que estos señores saben bien cómo aprovechar. Especialmente lucidos son los personajes (mezquinos, odiosos y en el fondo dignos de lástima) de Merlo y Bódalo.

Quizá ahora que TVE cambia su normativa en un deseo de ser más servicio público (al menos, eso se ha declarado) puede que vuelvan a hacer del teatro una de sus grandes bazas. Una vez lo fue, y (oh, sorpresa) a la gente le gustaba. Me conformo con que tiren de archivo y repongan los cientos de Estudios 1 que dormitan en sus archivos. ¿Es mucho pedir?
Aunque todo el que no haya visto Doce Hombres sin Piedad tiene la obligación cultural de verla (por cualquier medio, sea o no de los que le gustan a la SGAE) aquí dejo cinco minutos que, sin destripar la trama, dan muestra de la tensión que se mantiene durante toda la obra y del inmenso talento que se derramó por aquella gran mesa del jurado.



1 comentario:

Vicky dijo...

A lo mejor ahora con la nueva ley de la publicidad, no les queda más remedio que volver a emitir teatro. Así rellenarían minutos de televiisión de forma rentable, que para eso tienen sus estudios propios en TVE. Crucemos los dedos.