lunes, 18 de mayo de 2009

Mario

Tiene un aire tierno y apocado en la mirada y en la voz. Esa ternura está en sus escritos, además están la vindicación del amor, el oprobio del tirano, la nostalgia, la lucha frente al opresor y otras futilidades.
Es autor de novelas intensas y sinceras, como La Tregua y Gracias por el Fuego.
Es autor de cientos de cuentos. Ninguno banal, ninguno escrito porque sí. Rememoro ahora el regalo inesperado de sus Cuentos Completos – un enorme volumen que aún paladeo despacio - por uno de los mejores hombres que conozco en uno de los peores momentos que recuerdo.
Es dramaturgo: Pedro y El Capitán es una cruda denuncia, un grito contra la opresión, un puñetazo repetido en el estomago. Gran Teatro.
Es el poeta de los que no solemos leer poesía.
Y es el ancianito adorable del que hoy hablan todos, porque todos creen que ha muerto. Y es que no saben (Mario, el tierno enamorado, lo tiene muy claro) que

una mujer querida o vislumbrada

desbarata por una vez la muerte


...emmm, voy a ver que anda haciendo la Señorita Doolittle.

No hay comentarios: