viernes, 9 de enero de 2009

De Tortugas y Hombres

Terminamos el 2008 por lo que al Teatro Alhambra se refiere con La Tortuga de Darwin, lo mejor que hemos visto en lo que llevamos de temporada. Juan Mayorga vuelve a jugar con animales y humanos para contar la historia de Harriet, una de las tortugas que Darwin se trajo de las Galapagos y que, firme creyente de las teorías de su amo, evolucionó - en un lento proceso de doscientos años - hasta convertirse en una ancianita que tiene mucho que contar. La ancianita, que aún conserva en la espalda vestigios de su antiguo caparazón, consigue captar el interés de un eminente historiador al que contará sus recuerdos, como testigo de primera mano, de Marx, las trincheras de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, Lenin, Stalin, el bombardeo de Guernica, el Titanic, las Vanguardias Europeas, el Nazismo, la caída del muro de Berlín, la Perestroika… Porque Harriet ha estado en muchos sitios y ha conocido a mucha gente. Cuando Harriet lo cuenta, la crees.

Con este argumento principal, Mayorga crea un texto en el que lo mejor son las entrevistas de Harriet con el historiador, y que flaquea un poco en las subtramas de la esposa del historiador y del médico. Quizá habría sido mejor texto sólo con los dos personajes principales.

Harriet es Carmen Machi. Y viceversa. Compone maravillosamente los movimientos de un personaje que requiere ser medio anciana y medio tortuga, y le da la voz, la ternura y la mala leche que Mayorga le exige. Así que aquellos (los hay) que han dicho “Bueno, la Aída haciendo teatro… no se yo…” que cojan todos los polvorones sobrantes de las fiestas y se los metan juntos en la boca para no decir más tonterías.

Como los Reyes Magos me han traído el texto, junto con otras piezas de Mayorga, me permito rescatar, de los espléndidos parlamentos de la tortuga, éste en el que Harriet cuenta cómo conoció a un famoso payaso:

“…Es lo malo que tiene ser obra de arte, se encapricha de ti un coleccionista y a saber dónde acabas. Yo en Berlín, con la señora Schumann, que me aficiona a las salchichas y me pasea con correa, como un perrito. Un día vemos una muchedumbre bajando por la Friedrichstrasse. Frau Schumann decide seguir al gentío y acabamos en un estadio. Guau, en mi vida había visto tantas personas juntas. En esto, sube a la tribuna un hombrecillo de aspecto payasesco. Pero la gente no se ríe, la gente escucha con solemne atención las palabras del payaso: "Los alemanes somos los mejores. ¿Por qué, si somos los mejores, perdimos la guerra? Por culpa de los judíos y de los comunistas". Yo me digo: "La gente recuerda cómo fueron las cosas, payaso; van a hacerte callar y, si sigues contando mentiras, te darán una buena paliza". Pero qué va, nadie protesta, y cuando el payaso dice "Todo es posible. ¡Todo es posible!", miles, decenas de miles levantan sus manos y gritan como una sola garganta "!Heil, Hitler!". Entonces me doy cuenta de que el payaso es un tipo peligroso. Pero es demasiado tarde, yo misma siento que la voz del payaso ha tocado mi corazón y levanto mi patita y sumo mi chillido de tortuga a millones de gargantas entusiasmadas, "!Heil, Hitler!, ¡!Heil, Hitler!!", es una fuerza incontenible, nunca he sentido tanta energía dentro de mí, "!!!Heil, Hitler!!!", y en mi corazón animal se levanta una promesa: "Todo es posible". También Frau Schumann sale trastornada. Ya no será nunca la amable señora Schumann que me compró en París. Lo primero que cambió fue su lenguaje. Ahi empieza siempre todo, en las palabras. Lo he visto en todas partes: las palabras preparan muertes; las palabras matan. Las palabras marcan a la gente que hay que eliminar: "burgués", "comunista", "judío", "fascista", "terrorista" ... A la señora Schumann le cambia el lenguaje y una noche sale a la calle a quemar libros. Yo también, también yo echo libros a la hoguera, es excitante, las llamas se elevan bellísimas hasta el cielo. Quemo "El Quijote", quemo "La metamorfosis", quemo "EI Manifiesto Comunista", ¡quemo “El Origen de las Especies”! … De pronto, me da miedo mi alegría y me digo: “Si hoy quemamos libros, mañana quemaremos gente”. Y me alejo del fuego, como escapando de mi misma…

¿A que dan ganas de seguir leyendo?

Aquí hay un pequeño video, aunque las partes del montaje no se oyen muy bien: