miércoles, 15 de octubre de 2008

No cuenten a nadie el final.

Decía tener la cara como el culo de un elefante y se casó con la novia de Frankenstein. Billy Wilder decía de él que era el mejor actor con el que había trabajado, aunque Hitchcock recomendaba no trabajar nunca ni con niños, ni con animales, ni con él. Se llamaba Charles Laughton y, en versión original suena así:

El ciclo “Peliculas que a tu edad ya tendrías que haber visto” continuó hace unos dias con Testigo de Cargo, una de las mejores películas-Hitchcock que dirigió, no obstante, Billy Wilder. El guion, basado en una obra de teatro de Ágatha Christie, es un mecanismo de relojería. Wilder consigue probablemente las mejores interpretaciones de Tyrone Power y Marlene Dietrich, que nunca destacaron precisamente por ser grandes actores (cuestión distinta es el encanto, el glamour y todo eso). El trabajo de Laughton es asombroso, como de costumbre. Elsa Lanchester (La Novia de Frankestein, esposa de Laughton y siempre gran actriz a la sombra - de elefante - de su marido) está divertidísima como la ñoña enfermera del irritable abogado.


Frankenstein, Laughton... ¡ni un novio bonico tuvo la pobre Elsa!
El truco publicitario utilizado en la época fue poner en los carteles la advertencia "No cuenten a nadie el final de esta película". Por algo será... Así que no diré nada más y ¡venga!, el que no la haya visto, que vaya corriendo a verla.

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