Porque también se desarrolla en Barcelona y en la posguerra, en un momento determinado de la lectura comencé a acordarme de La Sombra del Viento, de Zafón, pero no porque las dos novelas se parezcan, que no se parecen... afortunadamente para Mendoza ... y para mi, que no he pecado tanto en esta vida, ni tendré tiempo para pecar lo suficiente como para merecer por segunda vez el castigo de tener que leerme tamaña excrecencia encuadernada. Entre otros enervantes defectos, el Sr. Zafon encontró en la hiperadjetivación el secreto para escribir una novela de seiscientas paginas, es decir, ¿por qué escribir “noche” cuando puedes escribir “oscura y negra noche”? Y así ad nauseam. Siempre pensé que, en un país en el que apenas se lee, era mejor que nada que se pusieran de moda estos bestsellers vacuos. Pero tras leer la previsible y tramposa Sombra del Viento sostengo que sajarse los ojos con una navaja de barbero es mejor opción.
Mendoza, Humilde y Magnífico............ y Zafón boca abajo hasta que aprenda
1 comentario:
Buenísimo tu post, no he sucumbido a leer a Zafón, más bien me he negado, le tengo casi tanto coraje como a Coello o a Reverte...pero sí he leído a Mendoza, y la comparación no puede tener lugar.Lode las fotos me ha encantado...
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