sábado, 26 de julio de 2008

Breakfast in Atarfe

Dejando un momento de lado sus graves ocupaciones como administrador del Ducado de Churringham, el primogénito de los Condes de Armillshire me dispensó el regalo de su compañía en el inolvidable concierto que dio anoche en el Coliseo de Atarfe el gran Roger Hogdson, que fue en su día el cincuenta por ciento de Supertramp (¿o fue el sesenta?)Si no te gusta Supertramp o si - ¡oh desgraciado joven! - nunca has oído hablar de Supertramp, lo que viene a continuación no te dirá nada.

Ante una audiencia con una media de edad de cuarenta años el Sr. Hodgson, de cincuenta y ocho, volvió a cantar, con la misma voz de hace tres décadas, con la misma sonrisa humilde, canciones que ya no recordaba que fueran tan mías. Prácticamente sólo en el escenario, pasando de un instrumento a otro, sonó más a Supertramp que el propio Supertramp al que pudimos ver por aquí hace unos años.

Cuando era demasiado joven para interesarme por la música adulta, los discos de Supertramp – con su cara A y su cara B, con el sonido rasgueante de la aguja antes de cada canción – fueron la melodía con la que bailaron mis muñecos de niño. Parece lógico que pocos años después fuera yo quien pusiera esos discos, autorizado por mis hermanos al verme ya capaz de oficiar aquella ceremonia, que ahora parece tan lejana, de poner discos de vinilo. La música de Supertramp está asociada a toda mi adolescencia, escuchada de la forma obsesiva que teníamos de aferrarnos a la escasa música de que disponíamos aquellos muchachos anteriores al mp3. Con los años, mis gustos musicales han evolucionado en otras direcciones, pero sigo recordando cada acorde, cada inflexión de voz, aunque pase años sin poner sus discos … bueno, ahora tengo los cd’s , inevitablemente.

No me engaño: seguramente Supertramp no es tan bueno como me dice el recuerdo, seguramente no soy objetivo. Pero es el sonido de, al menos, los primeros veinte años de mi vida, el sonido de los veinte primeros años de mi amistad con dos de los mejores hombres que he conocido, dos hombres que un día me consideraron suficientemente mayor como para poner sus discos de vinilo.

Ufff! ¡Esta falta de pudor está fuera de lugar! Pondré un video mientras recupero la compostura

No hay comentarios: