viernes, 9 de enero de 2009

Atrapando el Instante (2)


Donald O'connor soñando ser tan bueno como Buster Keaton.
Buster Keaton soñando ser tan joven como Donald O'connor.




Paul Desmond y Dave Brubeck bailando el Rondó Alla Turca.




Jacques Tati apunto de demostrar la impenetrabilidad de los cuerpos.







Torrente Ballester y Borges viendo claro.





Bela Lugosi comprobando que los colmillos estorban para tocar el saxo.




Coppola sopesando un final para el rodaje de Appocalipsis Now.

De Tortugas y Hombres

Terminamos el 2008 por lo que al Teatro Alhambra se refiere con La Tortuga de Darwin, lo mejor que hemos visto en lo que llevamos de temporada. Juan Mayorga vuelve a jugar con animales y humanos para contar la historia de Harriet, una de las tortugas que Darwin se trajo de las Galapagos y que, firme creyente de las teorías de su amo, evolucionó - en un lento proceso de doscientos años - hasta convertirse en una ancianita que tiene mucho que contar. La ancianita, que aún conserva en la espalda vestigios de su antiguo caparazón, consigue captar el interés de un eminente historiador al que contará sus recuerdos, como testigo de primera mano, de Marx, las trincheras de la Primera Guerra Mundial, la Revolución Rusa, Lenin, Stalin, el bombardeo de Guernica, el Titanic, las Vanguardias Europeas, el Nazismo, la caída del muro de Berlín, la Perestroika… Porque Harriet ha estado en muchos sitios y ha conocido a mucha gente. Cuando Harriet lo cuenta, la crees.

Con este argumento principal, Mayorga crea un texto en el que lo mejor son las entrevistas de Harriet con el historiador, y que flaquea un poco en las subtramas de la esposa del historiador y del médico. Quizá habría sido mejor texto sólo con los dos personajes principales.

Harriet es Carmen Machi. Y viceversa. Compone maravillosamente los movimientos de un personaje que requiere ser medio anciana y medio tortuga, y le da la voz, la ternura y la mala leche que Mayorga le exige. Así que aquellos (los hay) que han dicho “Bueno, la Aída haciendo teatro… no se yo…” que cojan todos los polvorones sobrantes de las fiestas y se los metan juntos en la boca para no decir más tonterías.

Como los Reyes Magos me han traído el texto, junto con otras piezas de Mayorga, me permito rescatar, de los espléndidos parlamentos de la tortuga, éste en el que Harriet cuenta cómo conoció a un famoso payaso:

“…Es lo malo que tiene ser obra de arte, se encapricha de ti un coleccionista y a saber dónde acabas. Yo en Berlín, con la señora Schumann, que me aficiona a las salchichas y me pasea con correa, como un perrito. Un día vemos una muchedumbre bajando por la Friedrichstrasse. Frau Schumann decide seguir al gentío y acabamos en un estadio. Guau, en mi vida había visto tantas personas juntas. En esto, sube a la tribuna un hombrecillo de aspecto payasesco. Pero la gente no se ríe, la gente escucha con solemne atención las palabras del payaso: "Los alemanes somos los mejores. ¿Por qué, si somos los mejores, perdimos la guerra? Por culpa de los judíos y de los comunistas". Yo me digo: "La gente recuerda cómo fueron las cosas, payaso; van a hacerte callar y, si sigues contando mentiras, te darán una buena paliza". Pero qué va, nadie protesta, y cuando el payaso dice "Todo es posible. ¡Todo es posible!", miles, decenas de miles levantan sus manos y gritan como una sola garganta "!Heil, Hitler!". Entonces me doy cuenta de que el payaso es un tipo peligroso. Pero es demasiado tarde, yo misma siento que la voz del payaso ha tocado mi corazón y levanto mi patita y sumo mi chillido de tortuga a millones de gargantas entusiasmadas, "!Heil, Hitler!, ¡!Heil, Hitler!!", es una fuerza incontenible, nunca he sentido tanta energía dentro de mí, "!!!Heil, Hitler!!!", y en mi corazón animal se levanta una promesa: "Todo es posible". También Frau Schumann sale trastornada. Ya no será nunca la amable señora Schumann que me compró en París. Lo primero que cambió fue su lenguaje. Ahi empieza siempre todo, en las palabras. Lo he visto en todas partes: las palabras preparan muertes; las palabras matan. Las palabras marcan a la gente que hay que eliminar: "burgués", "comunista", "judío", "fascista", "terrorista" ... A la señora Schumann le cambia el lenguaje y una noche sale a la calle a quemar libros. Yo también, también yo echo libros a la hoguera, es excitante, las llamas se elevan bellísimas hasta el cielo. Quemo "El Quijote", quemo "La metamorfosis", quemo "EI Manifiesto Comunista", ¡quemo “El Origen de las Especies”! … De pronto, me da miedo mi alegría y me digo: “Si hoy quemamos libros, mañana quemaremos gente”. Y me alejo del fuego, como escapando de mi misma…

¿A que dan ganas de seguir leyendo?

Aquí hay un pequeño video, aunque las partes del montaje no se oyen muy bien:

viernes, 2 de enero de 2009

Atrapando el Instante

Lester Young hablando claro



Cristopher Lee, Vincent Price, John Carradine y Peter Cushing
inspirando ternura más que miedo





Frank dando instrucciones a unos enanitos




Truman Capote leyendo alguna agudeza
con su agudo timbre de voz

Asombroso

No tengo otra palabra para describir lo que hace esta niña. En este video aún no tiene catorce años y solo puede calificarse como asombrosa su capacidad para imitar las inflexiones, el scat y el control vocal de Ella Fitgerald. Se llama Nikki Yanofsky y te deja con la boca abierta:

Veo a esta niña, que desprecia las Barbies para jugar con Ralph Shearing y Duke Ellington, y mi reloj biológico se dispara.

De este concierto, todo con clásicos de Ella Fitzgerald, han editado el cd Ella … Of Thee I Swing, que podéis descargar desde aquí:
http://www.divshare.com/download/6146770-e33

Habrá que seguir la pista a esta niña pasra ver si se convierte en una gran cantante de jazz con su propio estilo (ahora no es reprochable que no lo tenga) antes de que sus padres se den cuenta de que el pop deja mucho más dinero.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Un Best Seller. Por una vez.

Con cierta periodicidad Madame Blanche Du Mendì nos hace el honor de visitarnos acompañada de sus tiernos infantes herederos. En esas amables tardes las horas pasan inadvertidas en el cenador, donde charlamos sobre música, literatura y artes tan olvidadas como la correcta deglución de pastelillos.
Miss Doolitle y Madame Mendì taking tea.
La pintura es mía. A mano alzada.

Hace unas semanas su visita vino acompañada de un inesperado regalo que se sumó al regalo de su presencia: Los Hombres que no Amaban a las Mujeres, la primera de las tres novelas que forman la trilogía Millenium de Stieg Larsson. Reacio como soy a la lectura de Bestseller, solo la recomendación encarecida de Madame Du Mendì – experta en separar el grano de la paja en lo que a novedades editoriales se refiere – bastó para que me interesase esta espléndida novela negra.

En el Estocolmo de los primeros años del presente siglo, el editor de una revista de compromiso social, amenazado por los grupos de ultraderecha hasta el punto de no contraer matrimonio con su pareja de décadas para que su nombre no conste en ningún registro público, pasa las noches escribiendo febrilmente una novela. En nueve meses la termina y se da cuenta que ha iniciado una serie de novelas, de las que la segunda y la tercera serán terminadas al mismo ritmo frenético. Consigue un contrato para su publicación. Tras entregar a la editorial el manuscrito de la tercera novela y pocos días antes de que saliera al mercado la primera, el autor muere de un ataque al corazón subiendo las escaleras de su casa. Tras su muerte, su pareja y sus padres se enfrentan en los tribunales por los derechos de su obra. Todo esto, que pudiera parecer el argumento de la novela, es el relato de los últimos años de vida de su autor. Respecto al argumento de la novela prefiero no desvelar nada, pero sí es cierto – por una vez – lo que dice la publicidad editorial: que une a un argumento absorbente una calidad literaria desacostumbrada en las estantes donde se amontonan los best seller del momento.
La segunda novela de la trilogía, La Chica que Soñaba con una Cerilla y un Bidón de Gasolina, ya está a la venta en España y Papá Noel este año no ha tenido que romperse mucho la cabeza para acertar con mi regalo.

Gracias Papá Noel, gracias Madame Du Mendì

domingo, 28 de diciembre de 2008

Merry Christmas: The War is Over

Lectura de la carta del apostol San John a Los Idiotas: “Feliz Navidad, Idiotas: La guerra se acaba en cuanto querais”

sábado, 27 de diciembre de 2008

A mis millones de lectores

Antes de que el extendido rumor de que este blog ha muerto pueda dar lugar a rituales de suicidio colectivo, comunico a mis millones de lectores que estoy vivo. El largo tiempo transcurrido desde el último post se debe a que he estado postrado por un episodio delirio-catatónico a causa del visionado del siguiente video. Pero ya estoy mejorcico.
Es que hay personajes que no tendrían que existir ni para que quede la muestra.